sábado, 27 de enero de 2007

CARPEZ EN... EE.UU.

¡Este país es increíble! ¡La gente es increíble! ¡El estilo de vida es increíble! Aquí todo es a lo GRANDE. Desde el primer momento en el que pisé suelo americano me dí cuenta de que no tenía nada que ver con los lugares por los que he nadado hasta ahora. Parece como si me hubiesen introducido en una película. Todas las calles me parecen tan familiares y tan desconocidas a la vez! Aquí no me siento un pez extranjero, supongo que porque hay todo tipo de peces, de todos los colores y tamaños, y muchos saben hablar el spanglish por lo que no me resulta tan complicado comunicarme como yo creía.


MANHATTAN

Manhattan es impresionante. Me encontré en un mar de asfalto y rascacielos. La vista desde el Empire State impresiona, fijaos, el de la izquierda soy yo.


En esta ciudad la gente no pasea, va de un sitio a otro en transporte público, normalmente en metro, o hace footing. El metro está descuidado y parece bastante más viejo de lo que es, pero me gusta cogerlo porque puedo observar a las personas. Todos con los zapatos muy limpios y brillantes y las uñas arregladas. ¿Las uñas? Sí, no te encuentras peluquerías cada 100 metros como en España, pero sí centros de manicura. Tienen muy buena educación y sonríen cuando me pillan mirándoles con cara de besugo.



El primer día coincidí en el vagón con una señora de unos cuarenta años, yo iba riéndome con otro pez pero no le quitaba ojo. Me sonrió y le devolví la sonrisa con un gesto de “me pillaste”. Y es que soy un pez muy curioso y algo maleducado. Al día siguiente coincidimos de nuevo en la estación, hay que ver lo pequeño que es el mundo, y de nuevo nos sonreímos, como saludándonos. Pasaron tres días y me la crucé en la Quinta Avenida, me alegré de verla y nos saludamos al cruzarnos como si fuésemos vecinos. Fue divertido. Supongo que en las grandes ciudades uno necesita también sus puntos de referencia, sentir que no estás sólo del todo. Un saludo te acompaña, y lo cierto es que me alegró el día.

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