Muchas veces nos complicamos más de lo necesario, agobiándonos con insignificancias absurdas que agotan el corazón por muy buena intención que tengamos. Pero... ¿no es mucho mejor intentarlo que quedarse pensando lo que hubiera sucedido? Ojalá tal, ojalá cuál... no seamos hombres y mujeres de "ojalata" y si lo somos que seamos una versión valiente como el protagonista de la preciosa historia que hoy os traigo. Las cosas suceden si estamos dispuestos a dejar que sucedan. Sed felices
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olé1
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