SI EL NORTE FUERA EL SUR
Si el Norte fuera el Sur... me pregunto de qué color me mirarían tus ojos, con qué ternura me acariciarían tus manos, con qué sabor me besarían tus labios, con qué susurro me escucharían tus oídos...
A veces me parece que los ojos deben brillar de manera diferente dependiendo de la parte del mundo a la que te haya tocado mirar. Porque cada lugar tiene momentos únicos reservados para los ojos que los miran. Por eso creo que si el Norte fuera el Sur tú me mirarías de manera diferente.
A veces creo que las manos deben tocar con distinto tacto dependiendo de la textura que te haya ofrecido la naturaleza en sus rincones. Porque hay lugares iluminados por las estrellas y otros en los que la oscuridad ni tan siquiera te las deja ver. Por eso pienso que si el Norte fuera el Sur tú me acariciarías diferente.
A veces pienso que los labios deben besar diferente dependiendo del trozo de pastel que te haya tocado en el reparto. Porque hay sabores dulces y sabores amargos que hacen que uno aprenda a saborear la vida desde un paladar distinto. Por eso imagino que si el Norte fuera el Sur tú me besarías de manera diferente.
A veces imagino que los oídos escuchan de manera desigual dependiendo de la pieza que te haya tarareado la vida. Porque cada parte del planeta suena a una música diferente que cada uno se encarga de bailar en su propio escenario. Por eso me parece que si el Norte fuera el Sur tú me bailarías de manera diferente, tú me escucharías diferente.
A veces me gusta soñar que todas estas diferencias no existen, que no me parece, que no creo, que no pienso, que no imagino Si el Norte fuera el Sur.
A veces me gusta soñar que somos Uno, somos Mundo, más personas y menos egoísmo, más sanidad, menos fronteras, más equilibrio, menos pasaportes, más esperanzas y menos sueños rotos, más igualdad, menos poder de unos pocos. Más todo y menos nada. Sin puntos cardinales.
A veces me gusta soñar y sueño. Porque hay sueños que se sueñan despiertos. Porque hay Norte y Sur. Y Sur.
Si el Norte fuera el Sur... me pregunto de qué color me mirarían tus ojos, con qué ternura me acariciarían tus manos, con qué sabor me besarían tus labios, con qué susurro me escucharían tus oídos...
A veces me parece que los ojos deben brillar de manera diferente dependiendo de la parte del mundo a la que te haya tocado mirar. Porque cada lugar tiene momentos únicos reservados para los ojos que los miran. Por eso creo que si el Norte fuera el Sur tú me mirarías de manera diferente.
A veces creo que las manos deben tocar con distinto tacto dependiendo de la textura que te haya ofrecido la naturaleza en sus rincones. Porque hay lugares iluminados por las estrellas y otros en los que la oscuridad ni tan siquiera te las deja ver. Por eso pienso que si el Norte fuera el Sur tú me acariciarías diferente.
A veces pienso que los labios deben besar diferente dependiendo del trozo de pastel que te haya tocado en el reparto. Porque hay sabores dulces y sabores amargos que hacen que uno aprenda a saborear la vida desde un paladar distinto. Por eso imagino que si el Norte fuera el Sur tú me besarías de manera diferente.A veces imagino que los oídos escuchan de manera desigual dependiendo de la pieza que te haya tarareado la vida. Porque cada parte del planeta suena a una música diferente que cada uno se encarga de bailar en su propio escenario. Por eso me parece que si el Norte fuera el Sur tú me bailarías de manera diferente, tú me escucharías diferente.
A veces me gusta soñar que todas estas diferencias no existen, que no me parece, que no creo, que no pienso, que no imagino Si el Norte fuera el Sur.
A veces me gusta soñar que somos Uno, somos Mundo, más personas y menos egoísmo, más sanidad, menos fronteras, más equilibrio, menos pasaportes, más esperanzas y menos sueños rotos, más igualdad, menos poder de unos pocos. Más todo y menos nada. Sin puntos cardinales.
A veces me gusta soñar y sueño. Porque hay sueños que se sueñan despiertos. Porque hay Norte y Sur. Y Sur.
Cristina Nuñez Lamagrande
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