Desde hoy ya pertenezco a la empresa para la que llevo casi cinco años trabajando como temporal. Es una buena noticia que a generaciones como la de mi padre le cuesta entender porque su mundo se dividía en funcionarios, fijos y autónomos. Hoy en día es una suerte sustituir un contrato temporal por uno indefinido, aunque con la crisis te puedan dar la patada en cualquier momento. Pero se respira de otro modo.
Sed felices
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